Puentelarrá /Álava, 1954
Vive y trabaja entre Madrid y Nueva York
Realizó estudios de Bellas Artes en las Universidades de Sevilla y Barcelona, así como en Columbia University, Nueva York, ciudad en la que se instaló en 1986. A partir de ese momento y durante las dos décadas siguientes Nueva York es el eje de su vida creativa y profesional. Dedica sus primeros años a la investigación en los elementos de la pintura en términos de hechos irreducibles y pronto hace de la luz y el color el centro de su trabajo.
A comienzos de los años 90 realiza una amplia serie de fotografías al microscopio utilizando muestras de sus propios cuadros. Las estratigrafías muestran una intensidad, concreción y verdad material que revelan tanto el contraste y la íntima relación entre los materiales más simples que constituyen el color como la naturaleza enigmática y trascendente de las imágenes que es posible crear con la pintura. Provisto de este cúmulo de información comienza a desarrollar técnicas con las que transformar ideas cromáticas abstractas en bloques de capas de pintura integradas en el cuadro y cuyos colores puedan ser reunificados, de forma ilusionista en la superficie final de la pintura.
La relación entre superficie y profundidad se convierte en asunto esencial y el color, condicionado por el paso de la luz que atraviesa las finas capas de pintura, constituye de esta forma una experiencia perceptual única. La mezcla de capas traslúcidas modela la luz incidente sin impedir que llegue hasta la tela blanca y luego emerja en la superficie. La oscilación de la distancia entre el ojo que se desplaza y la particular estratificación en un punto determinado del cuadro hacen imposible resolver la ubicación del color. Sus pinturas son transparentes y abiertas, pero mientras ofrecen unas superficies densificadas por la irradiación del color y la profundidad del espacio, están también velando el gesto y todo evidencia del proceso seguido para sugerir algo que está más allá de la pintura.
Las pinturas de Irazábal se definen por su gran luminosidad y una intensa emocionalidad creadas por medio de colores complejos y alejados de toda narración y simbolismo. Mantienen un constante desafío para unir la certeza de lo material con la poco fiable naturaleza de la percepción con el objetivo de unir imagen, materialidad y significado en el eterno empeño de pintar las cosas que no pueden ser pintadas.
Tras sus primeras muestras españolas durante los años 80, su obra ha tenido una fuerte presencia tanto en EEUU como en Europa, destacando las exposiciones individuales en Los Ángeles (Koplin, 1990, 1992); Nueva York, (White Columns, 1995, Jack Shainman, 1995, 1997, 2001, 2004) y San Francisco (Stephen Wirtz, 1999, 2002), Berlín (Spielhaus Morrison, 2003, 2007); Estocolmo (Andréhn Schiptjenko, 1997, 2002); Munich (Six Friedrich Lisa Ungar, 2006) y las celebradas en la Sala Rekalde (Bilbao, 1994); Palacio de los Conde de Gabia (Granada, 2002); Artium Museoa, (Vitoria-Gasteiz, 2005). En 2011 realizó una pintura para la Capilla de la Reconciliación en la iglesia de Iesú en San Sebastián obra de Rafael Moneo. En 2024 ha presentado Contradistancia en el MUSAC, León, una exposición individual que recorría su trabajo desde los años 90 hasta la actualidad. Desde 2004 expone regularmente en la Galería Helga de Alvear en Madrid (2004, 2009, 2013, 2016, 2022), Galería ArtNueve en Murcia (2011, 2014) y Galería Pelaires en Palma de Mallorca (2017, 2020, 2024). Ha participado en las exposiciones colectivas El arte y el espacio, y La línea del ingenio y La Vida Material, todas ellas en el Museo Guggenheim Bilbao (2017, 2021 y 2022).
Su obra se encuentra en las colecciones del Museo Reina Sofía, Madrid; Museo Guggenheim Bilbao; Artium Museoa, Vitoria; Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear, Cáceres; Museo Patio Herreriano, Valladolid; Gobierno Vasco; Banco de España, Madrid; Fundación Banco de Sabadell, Madrid; CA2M Comunidad de Madrid; Museo de Navarra, Pamplona; Centro de Arte Caja Burgos; Fundación Per Amor a L'Art, Valencia.