Bilbao, España
Pertenezco a una generación (la del post-punk, la del "no future") que estuvo muy marcada por un rechazo frontal a la cultura. La cultura era, de algún modo la encarnación del poder y de la opresión. A lo largo de mi trayectoria artística he ido entendiendo que lo que consideramos como clásicos representan en cada época un nivel de subversión equivalente alo que hoy entendemos como tal y, por tanto, a diferenciarlos del uso normalizador que de ellos hace la cultura oficial.
Desde los inicios de mi práctica, hay dos vectores paralelos que siempre han estado presentes de una forma más o menos explícita:
-uno, el modo de la presencia femenina en el arte.
-dos, la puesta en cuestión de los elementos plásticos que tradicionalmente han definido la escultura como un arte vinculado a nociones consideradas básicamente masculinas, como la fuerza, la dureza, la prevalencia de lo físico, un sujeto seguro de sí mismo, etc., y sus diferentes reevaluaciones en los diferentes momentos de mi trayectoria.
Ana Laura Aláez