Del 16 de diciembre, 2021 al 11 de marzo, 2022
Continuando con su análisis del contexto actual, Evie O'Connor presenta una nueva serie de pinturas que profundizan en la exploración de la riqueza, el privilegio y la clase social a través de la documentación de un mundo obsceno. Estas nuevas obras cuestionan una forma implacable de riqueza, en la que la admiración, la envidia y el malestar pueden apreciarse simultáneamente, y en la que la distopía es casi sensual.
Trabajando únicamente a partir de imágenes encontradas a través de las redes sociales y los buscadores, O'Connor refuerza la inaccesibilidad de estos espacios y la alienación que la mayoría de la gente siente por su mera existencia. Mediante la recopilación de imágenes de lugares específicamente investigados, la artista nos presenta escenas que se tambalean al borde de lo surrealista. Mientras que unos pocos privilegiados tienen la oportunidad de experimentar la riqueza de estos espacios en la vida real, la mayoría sólo se relaciona con ellos virtualmente a través del contenido de otros. La naturaleza esporádica de estas imágenes imita el abastecimiento de las redes sociales: cada obra posee una forma reconocible de contenido readaptado por la artista, mostrando las nociones conocidas de aspiración y vacío.
Con una paleta intensificada de pigmentos saturados a escala de gema, las pinturas convocan físicamente al espectador pero lo mantienen a distancia. La ausencia de vida en estas obras habla del aislamiento que crea la riqueza, así como de la desconexión del mundo más allá de sus puertas. Los lugares admirados por su grandeza y prestigio están desprovistos de vida; su vacío es casi ensordecedor. Las piscinas estáticas, los carros de golf abandonados y las comidas intactas del servicio de habitaciones son elementos que transmiten distancia y despilfarro. El cóctel lleno con la ciudad como telón de fondo sitúa al espectador como invitado por un momento, en lugar de como un espectador desvinculado.
"Hiperrealidad" cuestiona cómo la riqueza permite acumular más realidad mediante un acceso que no tiene freno. Los cuadros ponen de relieve un mundo en el que el dinero eclipsa la moralidad, en el que el lujo no es suficiente y en el que gastar más que el rival es un deporte de competición. Los cuadros presentan un catálogo visual de la riqueza que no muestra signos de retroceso, sino que se desvincula cada vez más de las vidas de las personas ajenas.
Texto por Ethan O'Connor