Gori Mora

La exposición Being in Touch encapsula la esencia de un verano nostálgico, una época que rebosa de ternura, amor y belleza a través de los vínculos humanos. Hay momentos en la vida que nos trasladan a una realidad suspendida (como ese beso bajo el agua) en la que el tiempo se ralentiza y todo parece ingrávido e irreal. No experimentamos estos momentos en soledad, sino a través de amistades basadas en el cariño, líos amorosos y el contacto piel con piel.

A través de la pintura al óleo, recreo y revisito ciertos momentos íntimos, voces que resuenan en las comunidades queer. Estas pinturas exploran la identidad y encarnan la atemporalidad, a la vez que expresan emociones como la libertad, la melancolía y esa sensación agridulce cuando el verano llega a su fin. Invitan al espectador a ser testigo de la intimidad, como si se tratara de un momento en el tiempo atrapado en la quietud, y normalmente alejado del caos del mundo.

Los sujetos retratados en los cuadros presentan expresiones de amor y afecto a través de conexiones táctiles. Hay un motivo recurrente de cabezas que parecen organismos y simulan el crecimiento y la multiplicación celular. Esta similitud entre los sujetos es como imágenes que se reflejan entre sí, lo que no sólo subraya la importancia de cuidar de uno mismo, sino también de cuidar de la comunidad, y es que existimos entre la reciprocidad de nuestras relaciones como seres comunitarios.